Me flipa.
No soy de etiquetas, de grupos cerrados, de opiniones radicales.
No me considero patriota aunque me enorgullece decir de donde soy. Desde el barrio donde nací, la ciudad, la provincia, el país, hasta el mundo.
No soy perfecta, en ocasiones me salen comentarios machistas, racistas, juiciosos.
Se presenta difícil un futuro sin herir a nadie, pero a la vez muy enriquecedor.
Esta semana fui a un “training”, un día entero de explicaciones técnicas. Un aula llena de ingenieros, unas diez personas en total. Si les hubiera pedido el pasaporte a cada uno de ellos diría que saldrían cinco países a la palestra: Holanda, India, Marruecos, Grecia, España. Una lista apta para Eurovisión.
Marwán me dijo que se llamaba. Un chico aparentemente listo con ganas de aprender. Rebatía mis problemas en el trabajo, con la idea de darme soluciones. Yo por supuesto interesada, pero no en el trabajo, sino en la historia que ese chico lleva detrás.
--¿De dónde eres Marwán? --por fin me lance a preguntar. Me miró extrañado, sentí que muy lejos de mi intención, le había incomodado con mi pregunta--. Lo digo por tu nombre. Me ha llamado la atención. Uno de mis poetas preferidos de España se llama Marwán-- apresuré a excusarme. Irena, una chica de Grecia, añadió alguna frase que no recuerdo bien, con la intención de romper ese silencio extraño.
-- De Marruecos --dijo sonriendo. Después, volvió el silencio.
No me atreví a preguntar nada mas, ni a él ni a nadie de la sala. Me corté. Entendí que si no le había sentado bien, sus razones tendría.
Me quede pensando en cada uno de nosotros. En nuestros acentos, en nuestros colores de piel, en nuestra manera de ver el mundo, de comunicarnos. Todos tan distintos y tan iguales al mismo tiempo. Estaba agradecida de estar allí.
Tal vez Marwán ese día no estaba de humor. No le apetecía explicar su historia, su vida, sus pasos realizados hasta llegar a ese aula, a una completa desconocida.Lo sé porque a mi también me pasa. Lo he explicado tantas veces, que en ocasiones me aburre. Solo quiero ser Elena sin importar de donde venga.
No fue personal, ni mi pregunta ni su respuesta. Pero que difícil se presenta la diversidad. Lo que tiene de bonita, lo tiene de vulnerable.
No tengo palabras para agradecer todas las veces que mis amigos mexicanos cocinaron para mí, compartieron conmigo un día tan importante como su boda e incluso me presentaron a sus familiares. El viaje cultural a la India que Nilam me regala cada vez que hablamos por teléfono. La actualidad de China a través de la voz de AiLy, la chica que vende patatas fritas enfrente de mi casa. Sara, la madre de Fabio, que viene de Cuba y me explota la cabeza cada vez que tomamos un café. Gracias por permitirme explorar dentro de vosotros.
Mi vecina, mi pareja, mis amigos holandeses, ellos son los que mas se interesan por mí. Yo soy su Marwán. Buscan sin piedad diferencias entre su cultura y la mía. Cuando eso ocurre me siento feliz y frágil al mismo tiempo. Siempre con un miedo bajo el brazo, sin estar seguro si me juzgan o me abrazan con sus palabras.
No debería de olvidar que la diversidad siempre enriquece, te abre la mente. A lo mejor no en ese preciso momento en el que estas escuchando a alguien. Ahora entiendo que yo también aporto. Es solo eso. Lo diferente te hace reír, te enseña, te revuelve por dentro y te motiva a conocer mas allá de tu ombligo.
Prometo abrir mi libro a los demás sin miedo a sus primeras opiniones. Si hay interés, es bueno. Ojalá los demás hagan lo mismo conmigo.
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